lunes, 4 de octubre de 2010

Conocer el tiempo libre para hacer buen uso de él

Resulta difícil explicar la noción del tiempo libre por sí misma, sin ponerla en relación con el resto de los tiempos que regulan y articulan la vida humana: el tiempo dedicado al trabajo, el del descanso, el de atención a las obligaciones familiares y sociales y finalmente el tiempo liberado.
Este esquema sintetiza la división tradicional de los tiempos, basada en categorías más genéricas denominadas tiempo disponible y tiempo no disponible.
Trilla Bernet, 1993, p.51
Según este cuadro, el tiempo no disponible sería aquel que el individuo tiene comprometido al punto que le resulta difícil sustraerse de sus ocupaciones. El tiempo disponible, por contra, sería el que cualquiera puede emplear autónomamente, liberado de obligaciones.
La parcela de la cual podemos disponer con mayor autonomía para uso personal y con la que queremos hacer más hincapié en este blog es la del tiempo disponible:
  • Las ocupaciones autoimpuestas podrían dejarse como tiempo libre propiamente dicho pero en este caso se diferencia ya que son actividades con un alto grado de compromiso con respecto a alguna instancia ajena a nosotros mismos: actividades religiosas, la dedicación voluntaria a alguna actividad de carácter social, la participación en asociaciones... Las actividades institucionalizadas de formación, serían por ejemplo, acudir a una academia de idiomas, matricularse en la universidad a distancia... A pesar de que la decisión de realizar estas ocupaciones sea autónoma y voluntaria, el nivel de compromiso que requieren hace que en michas ocasiones la libertad del individuo esté determinada por factores externos.
  • Finalmente, en el espacio del tiempo libre como tal, podemos diferenciar tres tipos de actividades:
    • Las ocupaciones personales no autotélicas: aquellas que el sujeto elige autónomamente, pero que no tienen una finalidad en sí mismas ni su realización es necesariamente placentera, por ejemplos las actividades intencionalmente autoformativas o el cultivo del cuerpo más allá del estricto mantenimiento de la salud. A diferencia del ocio, estas pretenden la consecución de algo distinto a la simple satisfacción que produce la propia actividad.
    • El tiempo libre estéril, tal como lo define Trilla, es un tiempo libre mal vivido, pasivo, tedioso, aburrido y frustrante. Se identifica con un simple "pasar el rato" o "matar el tiempo", porque no produce plena satisfacción a quien lo tiene; un buen ejemplo de ello es quedar viendo la televisión sin esperar nada en absoluto.
    • El ocio: es aquella actividad que encierra valor en sí misma, resulta interesante y sugestiva para el individuo, y suele implicar una cierta motivación hacia la acción. El ocio es, por tanto, una forma positiva de emplear el tiempo libre, que el sujeto elige autónomamente y después lleva efectivamente a la práctica.
El problema con el que nos enfrentamos cada uno de nosotros en el tiempo libre sería, además de la cantidad de tiempo disponible con que contamos, el uso positivo que podemos hacer del mismo: el de un ocio formativo y enriquecedor, en lugar de una ociosidad mal gastada.

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